Carta de un ciego a un vidente
Soy un ser humano como tú, pero perdí la vista. Te doy una serie de sugerencias que harán todo más fácil para mi:
Si soy un niño ciego, o ya soy un adulto: ¡ayúdame a ayudarme!
Cuando me mires, no te encierres en ti mismo, ni te sientas culpable. Soy un ciego, pero soy como todos:
Me gustan la risa y la alegría, jugar en los días de lluvia con los cabellos al aire y los pies descalzos, me gustan los pajaritos y las flores, la ternura y la amistad.
Me gusta oírte hablar con naturalidad y que me ayudes a descubrir el mundo.
No me entristezcas con tu lástima, ni me hieras con tu compasión.
Ayúdame a ayudarme; pues si lo haces, podré ser como los demás: aprenderé a cruzar la calle aunque el tránsito me asuste;
podré viajar solo a mi casa, aprenderé a correr sin miedo, a montar en bicicleta, a jugar, a reír, a ser útil.
No me rechaces, ¡acéptame!, no me mires con recelo, ¡conóceme! no me compadezcas, ¡ayúdame! ¡piensa en mi como persona!
¿Ves? Soy como todos los demás; Soy como tú, soy como tu hermano, soy como tu hijo.
Quiero compartir mi niñez y la vida contigo.
Quiero, cuando sea grande, trabajar.
Quiero ser útil a mi mismo, a mis padres, a ti, a la sociedad.
Ayúdame a ayudarme.
> Sé de lo más natural conmigo, compórtate sin morbo o lástima.
> Cuando estemos en el mismo cuarto, di tu nombre para que yo sepa quién eres tu.
> Si estoy con un grupo e personas y te diriges a mi, di mi nombre.
> Puedes usar, sin que te cause problemas, palabras como “ciego”, “ver”, “mirar”, etc.
> Para caminar no me tomes del brazo, permite que yo te tome a ti de tu hombro.
> Cuando estemos frente a escaleras, piedras sueltas u obstáculos, indícamelo.
> Si voy a sentarme, dirige mi mano hacia el respaldo de la silla.
> Si hay un pasamanos, dirige mi mano hacia la dirección correcta.
> Dime algo acerca de los lugares en donde estamos, cómo son las cosas y qué es lo que sucede.
> No uses el cláxón del coche para indicarme que puedo pasar, pues me asustas.
> Si me ves en un cruce de calle, me daría mucho gusto que me ofrecieras tu ayuda.
> Si camino frente a ti, muévete hacia un lado para evitar chocar.
> Si usas bicicleta, toca el timbre, para que yo sepa que vienes.
> Si estoy en alguna parada de autobús, puedes ayudarme a tomar mi ruta.
> Si observas que en medio de un tumulto corro peligro, ayúdame por favor.
> Si hay mucho tráfico de gente, ruido y desorden, agradeceré si me ofreces tu ayuda.
> Si en una reunión hay comida difícil de partir, también agradeceré tu apoyo.
> No dejes puertas entre abiertas, podría lastimarme.
> Si hablas conmigo, no mires a mi acompañante, sino a mi.
>Soy ciego, no sordo, Háblame con el mismo tono de voz que empleas habitualmente.
si sigues èstas prácticas indicaciones podrás ayudarme y comprenderme más y descubrirás qu el ser ciego no es una condición tan limitante si cuento con tu ayuda.
Soy un ser humano como tú, pero perdí la vista. Te doy una serie de sugerencias que harán todo más fácil para mi:
Si soy un niño ciego, o ya soy un adulto: ¡ayúdame a ayudarme!
Cuando me mires, no te encierres en ti mismo, ni te sientas culpable. Soy un ciego, pero soy como todos:
Me gustan la risa y la alegría, jugar en los días de lluvia con los cabellos al aire y los pies descalzos, me gustan los pajaritos y las flores, la ternura y la amistad.
Me gusta oírte hablar con naturalidad y que me ayudes a descubrir el mundo.
No me entristezcas con tu lástima, ni me hieras con tu compasión.
Ayúdame a ayudarme; pues si lo haces, podré ser como los demás: aprenderé a cruzar la calle aunque el tránsito me asuste;
podré viajar solo a mi casa, aprenderé a correr sin miedo, a montar en bicicleta, a jugar, a reír, a ser útil.
No me rechaces, ¡acéptame!, no me mires con recelo, ¡conóceme! no me compadezcas, ¡ayúdame! ¡piensa en mi como persona!
¿Ves? Soy como todos los demás; Soy como tú, soy como tu hermano, soy como tu hijo.
Quiero compartir mi niñez y la vida contigo.
Quiero, cuando sea grande, trabajar.
Quiero ser útil a mi mismo, a mis padres, a ti, a la sociedad.
Ayúdame a ayudarme.
> Sé de lo más natural conmigo, compórtate sin morbo o lástima.
> Cuando estemos en el mismo cuarto, di tu nombre para que yo sepa quién eres tu.
> Si estoy con un grupo e personas y te diriges a mi, di mi nombre.
> Puedes usar, sin que te cause problemas, palabras como “ciego”, “ver”, “mirar”, etc.
> Para caminar no me tomes del brazo, permite que yo te tome a ti de tu hombro.
> Cuando estemos frente a escaleras, piedras sueltas u obstáculos, indícamelo.
> Si voy a sentarme, dirige mi mano hacia el respaldo de la silla.
> Si hay un pasamanos, dirige mi mano hacia la dirección correcta.
> Dime algo acerca de los lugares en donde estamos, cómo son las cosas y qué es lo que sucede.
> No uses el cláxón del coche para indicarme que puedo pasar, pues me asustas.
> Si me ves en un cruce de calle, me daría mucho gusto que me ofrecieras tu ayuda.
> Si camino frente a ti, muévete hacia un lado para evitar chocar.
> Si usas bicicleta, toca el timbre, para que yo sepa que vienes.
> Si estoy en alguna parada de autobús, puedes ayudarme a tomar mi ruta.
> Si observas que en medio de un tumulto corro peligro, ayúdame por favor.
> Si hay mucho tráfico de gente, ruido y desorden, agradeceré si me ofreces tu ayuda.
> Si en una reunión hay comida difícil de partir, también agradeceré tu apoyo.
> No dejes puertas entre abiertas, podría lastimarme.
> Si hablas conmigo, no mires a mi acompañante, sino a mi.
>Soy ciego, no sordo, Háblame con el mismo tono de voz que empleas habitualmente.
si sigues èstas prácticas indicaciones podrás ayudarme y comprenderme más y descubrirás qu el ser ciego no es una condición tan limitante si cuento con tu ayuda.
Compartido por: Alejandra Daniela Meschino > en Discapacidad al servicio de la Sociedad